miércoles, 23 de enero de 2008

Dos ingredientes básicos

Hoy en día, la tecnología y la investigación han llegado también al arte de la gastronomía. Así, podemos ver como los grandes chef de nuestra cocina son capaces de hacer espuma de zanahoria o sorbete de garbanzos.

No quisiera equivocarme pero creo que todavía no es posible hacer pan sin tener a mano agua y harina. Con ello quiero decir que por muchos inventos y artes culinarias, siempre hay una base que no podemos olvidar.

En nuestro arte de educar, también hay dos grandes elementos sin los cuales la formación que pretendemos no se puede llevar a cabo: seguridad y amor. Me atrevo a decir que lo que necesitan los hijos se resume en esas dos palabras.

Los que tenemos hijos no hace falta que se nos explique lo que es el amor. Ese amor nos hace querer lo mejor par ellos y exigirles para que crezcan en todas sus dimensiones y lleguen a ser personas íntegras. Esa exigencia se materializa con unas normas, unas pautas, unos límites que persiguen ese fin.

Para conseguir el segundo elemento, la seguridad, hay una aspecto fundamental sobre el cual se edifican nuestras actuaciones: el amor que se transmiten los padres. ¿Quieres transmitirles seguridad a tus hijos? ¡Quiere a tu mujer, quiere a tu marido!

Hasta aquí el menú de hoy, ¡Buen provecho!

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