domingo, 14 de noviembre de 2010

Hombres de hielo

Es nuestro deber educar a nuestros hijos en el desarrollo de cualidades y virtudes que les hagan ser personas de provecho, útiles a ellos mismos y a la sociedad. En ese camino formativo, en ocasiones no somos capaces de controlar el grado de exigencia que les pedimos. Dicho de otra forma: ¡a veces nos pasamos!
Los continuos mensajes del tipo -tienes que ser fuerte pueden llegar a anular todo tipo de sentimientos en los hijos. Anular los sentimientos sólo le es útil al más cruel de los ejércitos. Personas sin corazón, inmutables ante un mundo injusto. ¡Cuánto daño ha hecho la famosa -los hombres no lloran!
En muchas ocasiones he sido yo el primero en afirmar que no hay dar rienda suelta a los sentimientos pero, de igual forma, tampoco al desarrollo exagerado de comportamientos extremistas. Qué tristeza da ver a familias donde el protocolo interno parece que prohíba todo tipo de actitudes cariñosas ante otros.
Evalúate a ti mismo: ¿Cuándo fue la última vez que diste un abrazo a un amigo?, ¿un buen beso a tu mujer, fuera de casa?



1 comentario:

Ramon Quintano dijo...

Totalment d'acord!