lunes, 31 de diciembre de 2007

Ojo con las sobredosis


Los padres tenemos en mente, cómo nos gustaría que fueran nuestros hijos: educados, buenas personas, serviciales… Para conseguir esos ideales les educamos siguiendo cada uno sus propios medios.
Hoy os advierto de un peligro que, sin darnos cuenta, podemos estar cometiendo en nuestra casa. ¿Cuántos mensajes es capaz de digerir nuestro hijo en una cena? Esta tarde me explicaba una madre que su hijo no interiorizaba los mensajes que ella le mandaba. Después de estar analizando la situación de la pasada cena familiar en su casa, me dejó entrever que los mensajes eran del tipo: “Juanito, no te aguantes la cabeza al comer, no cojas el baso con las dos manos, no hagas ruido con la sopa, siéntate bien…
Padres y madres: una sobredosis educativa, en el diálogo con los hijos, puede ser absurda en su resultado. A las 9:00 de la noche, después de un largo día de trabajo, nuestros hijos no pueden continuar oyendo las cosas que hacen mal.
Pensad, padres, qué aspectos creéis que tienen que mejorar vuestros hijos y limitaros a un mensaje durante una temporada, mientras pasáis por alto los demás aspectos. Poco a poco, peldaño a peldaño, lo irán aprendiendo y conseguiréis un mejor clima familiar para tratar temas dispares en las cenas de vuestras casas.

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