En estas líneas quisiera aclarar un tema que a muchas madres y padres de hoy en día preocupa. El tener piojos no significa que tu hijo sea un sucio ni que no se lave.
Recuerdo que una vez tuve que llamar por teléfono a unos padres para notificar que su hijo tenía piojos y que, por favor, hicieran el tratamiento oportuno para sacárselos. Creo recordar que lo hice con la máxima delicadeza pero, aun así, la madre rompió a llorar por teléfono (¡Socorro!). Esa madre se sentía culpable, avergonzada de la situación. Pero ¿por qué?
Los niños y niñas juegan juntos en el recreo y en ese momento es fácil que se contagien unos de otros. Los piojos no “salen” por arte de magia de la cabeza del sujeto. El piojo se transmite. Y el piojo no distingue entre la cabeza del niño que lleva suavizante o el que no.
Por tanto, quitémonos de la cabeza la relación entre tener piojos y ser un sucio.
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