Es sorprendente, hoy en día, lo poco que se cuidan las formas de amor y aprecio exclusivos del matrimonio. Hace unos días observé el abrazo que le daba un chico a una chica. Pensé que debían ser novios. Pueden imaginarse ustedes, qué abrazo debió ser. Luego tuve ocasión de preguntar a un amigo, si esos eran pareja y la respuesta fue un rotundo: ¡noooo! “Él está casado y ella también pero son íntimos amigos”
Ya no sabes qué pensar. ¿Eres un exagerado?, ¿No hay para tanto?
Realmente creo que hay un tipo de actitud, unas formas, que deberíamos “reservar” únicamente para nuestra pareja: ¿abrazamos de igual forma a un amigo que a nuestro marido?, ¿Le sueltas piropos a una chica de la misma forma que si fuera tu mujer? (Qué guapa vas hoy, ¿Has ido a la peluquería?), ¿Hablas de las mismas cosas? (problemas personales,…)
No podemos ser unos ingenuos. No basta con decir: yo a mi mujer la quiero mucho. Nuestro matrimonio hay que cuidarlo. Ya hablamos anteriormente sobre lo que era Amar (un verbo). Hay que actuar, querer y prevenir de todo peligro nuestro amor.
Un último dato: el 99% de las parejas que tuvieron un desliz con alguien que sólo era su amigo/a, jamás quería, las primeras veces que coincidían, tener nada que pusiera en peligro su matrimonio.
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