En una ocasión, una madre comentaba que desde hacía tiempo su hija tenía un comportamiento y un carácter muy poco fraternal con sus hermanos. Era la segunda de 3 hijos. Fue entonces cuando una buena amiga le sugirió que probara darle protagonismo a la niña: encargada del teléfono, encargada de sacar la basura, encargada de cuidar a la mascota de casa,… en definitiva, ponerla como centro de atención.
Nunca un consejo dio tan buen resultado en esa niña. Sus majestades, los Reyes Magos de Oriente, le trajeron un pececito a esa niña. Era la única mascota que había en casa y ella la encargada de cuidarlo y alimentarlo.
Este pequeño detalle fue la llave para que esa niña cambiara el carácter para con sus hermanos. Desde entonces se la ve sonreír y jugar junto a sus hermanos sin tener que pelearse.
Pensad si tenéis que añadir algún pececito en el listado de regalos que piden vuestros hijos a los RR.MM. estos días.
¡Gracias Concepció!
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