Ahora hablando en serio, el deber y obligación, sí, obligación de los padres es formar a sus hijos. Enseñarles lo que está bien y lo que está mal. No todo es correcto en esta vida y debemos enseñárselo a nuestros descendientes.
Son muchos los jóvenes que siempre han hecho lo que han querido porqué sus padres no se lo han impedido.
¡Qué importante es el fracaso infantil para seguir adelante! Deben fracasar y cuando la equivocación es intencionada o maliciosa debemos castigarles (cualquier día nos denunciarán por utilizar estas palabras).
El problema es que como esos padres nunca lo han practicado, sus hijos no saben qué es lo correcto.
Con la intención de no herir sus sentimientos, de impedir que sufran frustraciones o complejos de culpabilidad los que acaban yendo a psicólogos, psiquiatras u orientadores familiares son los padres. Y lo que es peor, dentro de unos años, serán ellos los que denunciarán a sus padres por no haberles dado las herramientas para poder vivir correctamente en sociedad.
Todos esos padres y madres que se dirigen a las escuelas a discutir, culpar o a violentar al profesorado por haber dicho u actuado en contra de sus hijos, practican (en el 99% de los casos) ese 4º Decálogo:
No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
Son muchos los jóvenes que siempre han hecho lo que han querido porqué sus padres no se lo han impedido.
¡Qué importante es el fracaso infantil para seguir adelante! Deben fracasar y cuando la equivocación es intencionada o maliciosa debemos castigarles (cualquier día nos denunciarán por utilizar estas palabras).
El problema es que como esos padres nunca lo han practicado, sus hijos no saben qué es lo correcto.
Con la intención de no herir sus sentimientos, de impedir que sufran frustraciones o complejos de culpabilidad los que acaban yendo a psicólogos, psiquiatras u orientadores familiares son los padres. Y lo que es peor, dentro de unos años, serán ellos los que denunciarán a sus padres por no haberles dado las herramientas para poder vivir correctamente en sociedad.
Todos esos padres y madres que se dirigen a las escuelas a discutir, culpar o a violentar al profesorado por haber dicho u actuado en contra de sus hijos, practican (en el 99% de los casos) ese 4º Decálogo:
No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
© Photo: http://www.flickr.com/photos/hi-phi/
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