9º: Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
Muchos estudios demuestran que el peor enemigo de la educación es la sobreprotección. Es lo que yo llamo “el síndrome de Marlin (Buscando a Nemo)”.
A nadie le gusta ver sufrir a un hijo: una enfermedad, el fallecimiento de algún ser querido, etc. Lo que sucede es que con la calidad de vida que hay hoy en día, ese sufrimiento se reduce a un estado de desánimo por no “tener” algo deseado. A los padres se les rompe el corazón al ver a sus hijos sin ese móvil que tienen todos los compañeros de su clase. Se les rompe el corazón cuando nos viene con esa carita de pena a decirnos que necesita esa ropa de esa marcar o ese accesorio que es el que se lleva ahora. En definitiva, no sabemos pronunciar esa gran palabra pedagógica que es el NO!.
Pobre nuestro hijo que cuando oye un NO se encierra en su habitación y no quiere salir… pobre nuestro hijo que cuando oye un NO se echa por el suelo pataleando… lo pasa ¡TAN MAL!
Hace unos días tuve oportunidad de oír a una gran educador, José Ramón Ayllón, que nos comentaba que los padres de hoy en día pertenecemos a la generación de la obediencia. Cuando fuimos pequeños obedecíamos en todo a nuestros padres y ahora obedecemos por completo a nuestros hijos.
Ya sabemos que nos es cuestión de lo que podamos, económicamente, o no hacer o gastar por ellos. Se trata de que se de cuenta que la auténtica felicidad no se encuentra en lo material.
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