Esta máxima que a menudo repetimos a los jóvenes es en realidad falsa. Hacer las cosas bien, cuesta mucho. El esfuerzo que requiere es superior al de dejar las cosas a medias o no hacerlas.
Por eso es importante reconocer, a los pequeños, el mérito de esa tarea bien realizada o el esfuerzo con el que lo han hecho.
¿No es más fácil dejar la habitación desordenada que gastar un tiempo en ordenarla? ¿No es más fácil hacer los deberes a toda prisa, en lugar de hacerlos despacito y bien presentados?
No les quitemos mérito a sus acciones. Terminemos con el… ¡ves como no cuesta tanto!¿No es más fácil dejar la habitación desordenada que gastar un tiempo en ordenarla? ¿No es más fácil hacer los deberes a toda prisa, en lugar de hacerlos despacito y bien presentados?
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