sábado, 25 de septiembre de 2010

Miedo a que se rompa

El mayor handicap que existe para un educador es, en mi opinión, el miedo. Esa emoción que suscita el peligro a lo real o imaginario de una situación concreta.
Los padres, por naturaleza, tratan de evitar el dolor y el sufrimiento de los hijos. Eso hace que, en determinados momentos, pongan freno a situaciones incómodas o que requieran un esfuerzo por parte de los pequeños. Las continuas justificaciones que reciben los maestros, por parte de los padres, lo demuestra.
Con el curso ya empezado, los educadores han vuelto a encontrarse con aquellas notas que piden: ausentarse en horas de Educación Física, repetición de exámenes, no salir al patio porqué el niño tiene frío, justificación de resultados de algunas pruebas, etc.
Y es que, con la cantidad de cartitas y comentarios (absurdos) que reciben los educadores, no es extraño que los haya que se contagien de esa poca exigencia educativa. Nos quejamos que los maestros de hoy en día no exigen lo suficiente pero, no olvidemos, que el miedo a que se rompan nuestros hijos se lo hemos inculcado nosotros.



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